jueves, 17 de septiembre de 2009

Las monjas de la central



Un convento de Medina de Pomar sobrevive gracias a los pequeños trabajos que desarrolla para Garoña

08.06.09 - E. C. BURGOS



Entre maitines y completas lavan toallas y elaboran gorros rojos y azules, pero no son unas monjas más de clausura dedicadas a la artesanía, como muchas otras en España. Las hermanas del convento de Santa Clara de Medina de Pomar llevan más de una década lavando dos veces por semana las toallas y confeccionando los llamativos gorros que deben utilizar los trabajadores y visitantes de la central nuclear de Santa María de Garoña.

Ahora sienten cómo su principal fuente de ingresos está en peligro. Las religiosas asisten a la polémica, pero dejan «en manos de la divina providencia» el futuro de la central y, aunque su deseo es que la instalación siga funcionando, creen que «si Dios permite que se cierre» es porque «él sabe más».

La hermana Luz María admite que en estos días las religiosas hablan de ello, aunque insiste en que no tienen una postura política ni entienden exactamente cuál es el proceso a seguir. Explican que la relación con la empresa propietaria de la central, Nuclenor, va más allá y es «casi familiar» porque ayuda a la comunidad cuando tiene necesidades que no puede afrontar. De hecho, los bancos de la iglesia del convento fueron una donación de Nuclenor. El convento, próximo a la central, fue fundado en el siglo XIV por Sancho Sánchez de Velasco, adelantado mayor de Castilla, quien lo convirtió en panteón familiar y aportó al templo su riqueza económica y patrimonial.

Hoy la actividad de las monjas ha cambiado y, después de la oración matinal, las religiosas dedican unas cuatro horas al trabajo. Se trata de una labor que la hermana Luz María considera «fundamental» para mantener el convento. Al margen de su actividad productiva, por la que pagan sus impuestos y cotizan a la Seguridad Social, el convento de Santa Clara es uno de los atractivos turísticos de Medina de Pomar, con su iglesia de traza gótica y su rico museo conventual, aunque «de eso no salen ingresos para mantener el convento».

Para la central de Garoña, el trabajo que realizan las religiosas clarisas es como el de cualquier otra empresa del entorno. El futuro de la instalación nuclear depende ahora de lo que decida el Consejo de Ministros, una vez el Consejo de Seguridad Nuclear entregue hoy al Ministerio de Industria un informe en el que se concluye que, aunque con algunas prescripciones, Garoña puede seguir funcionando diez años más.


FUENTES:

1º.- El periódico "Ideal".

2º.- La web de noticias "lasprovincias.es". Enlace:

http://www.lasprovincias.es/valencia/20090608/vida-ocio/monjas-central-20090608.html

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