Swayze pierde la batalla
El protagonista de 'Dirty Dancing' vivió «un auténtico infierno» los dos últimos años de su vida y se rebeló contra los medios que le daban por muerto antes de tiempo
OSKAR L. BELATEGUI
Su físico de atleta bailarín le encumbró al olimpo de las estrellas convertidas en canon de belleza. En 1991, Patrick Swayze ocupó la portada de People como el hombre más sexy del mundo. También se le consideraba por entonces el rey del sleeper: en la jerga hollywoodiense, la película estrenada con modestia, en la que nadie confía demasiado y que acaba amasando un taquillazo tras aguantar meses en cartel. Dirty Dancing-todavía una de las bandas sonoras más vendidas de la historia con 11 millones de discos- y Ghost obraron un milagro que nunca más se volvió a repetir. En los últimos dos años, el mundo se había conmovido ante las imágenes del actor, que batallaba contra un cáncer de pancreas desde enero de 2008.
Swayze falleció el pasado lunes a los 57 años en Los Ángeles. «Murió en paz, rodeado de su familia, después de luchar contra la enfermedad durante los últimos meses», informó su portavoz. Cuando le diagnosticaron el mal, los médicos le aseguraron que no sobreviviría más de cinco semanas dado lo avanzado del tumor. Su cuerpo se consumió por las sesiones de quimioterapia y por una dieta estricta de líquidos. En medio del calvario, Swayze no renunció a llevar una vida normal. Siguió yendo a ver a sus adorados Lakers y no le importaba posar junto a sus perros, una sombra de sí mismo, en su finca de las afueras de Los Ángeles, bautizada Rancho Bizarro.
Sólo el 1% de los pacientes con cáncer de pancreas sobrevive después de cinco años. El pasado enero, Swayze confesaba en una entrevista que le quedaban dos años de vida. No contaba con que, en mayo, los médicos le comunicaran que el cáncer se había extendido al hígado. Su representante tuvo que desmentir su muerte ante los rumores extendidos en Internet. «He vivido un auténtico infierno», reconoció el actor. «Tengo miedo, pero sigo soñando con un futuro, una vida larga y sana no vivida en la sombra del cáncer, sino en la luz».
No le ha dado tiempo a terminar de escribir su autobiografía, que llevará por título The Time of My Life' (El tiempo de mi vida), el tema principal de Dirty Dancing. Swayze siguió trabajando hasta hace poco en la serie The Beast, donde interpreta a un veterano agente del FBI investigado por el departamento de Asuntos Internos a causa de sus efectivos pero poco ortodoxos métodos. En una entrevista con Barbara Walters, reveló que le hubiera gustado llevar en secreto su enfermedad, pero la voracidad de los medios lo hizo imposible: «La esperanza es una cosa muy frágil en la vida de cualquiera, y la gente que quiero no necesita que se la roben cuando no es cierto».
El 'brat pack' de Coppola
Swayze era una estrella con buena prensa, un tipo tranquilo que luchó por desencasillarse de los roles de galán rocoso con trasfondo sensible. Cuando comprobó que no era posible tampoco se amargó. Encontró, como tantas celebridades, su refugio en la televisión. Caso insólito en Hollywood, llevaba casado desde 1975 con la misma mujer, la actriz Lisa Niemi. La había conocido a los 19 años, cuando ella tenía 15 y estudiaba ballet en la academia que la madre del actor, coreógrafa, regentaba en Houston. Nunca tuvieron hijos.
Sus aptitudes atléticas hacían presagiar una brillante carrera en el deporte universitario. Patrick Swayze prefirió seguir la tradición materna. Tras pasar por varias compañías de danza acabó brillando en Broadway como Danny Zuko, el chulito protagonista del montaje original de Grease. Debutó en cine a los 27 años en una inofensiva película de patinadores discotequeros, La fiebre del patín. Coppola le quiso para Rebeldes (1983), la cinta que acuñó el término brat pack o hatajo de mocosos. Allí coincidieron buena parte de los actores que renovarían el cine americano esa década: Tom Cruise, Matt Dillon, Rob Lowe, Emilio Estévez...
Swayze era mayor que ellos, y no le hacía ascos a propuestas tan peliagudas ideológicamente como Amanecer rojo, de John Milius, donde defendía un pueblo de Estados Unidos de una invasión comunista. Su golpe de suerte fue un papel en la serie Norte y Sur, que lo convirtió en un rostro popular. En 1987 pudo bailar y cantar en Dirty Dancing, sin saber que este melodrama romántico sin mayores pretensiones se convertiría en un fenómeno sociológico. Ambientado en la América idílica de comienzos de los 60, narraba una inocentona historia de amor entre una adolescente de buena familia y su profesor de baile, macarrilla pero de buen corazón. La pegadiza banda sonora hizo el resto.
Miseria de Calcuta
Perlas como El guerrero del amanecer y De profesión: duro demuestran que, tras el bombazo de Dirty Dancing, su protagonista seguía sin ponerse exquisito en sus elecciones. Con 'Ghost' (1990) volvió a sonar la flauta. De nuevo almíbar bajo la apariencia de un 'thriller' fantástico, la peripecia de un fantasma atrapado entre dos mundos, que bebe los vientos por Demi Moore a los sones del Unchained Melody de los Righteous Brothers. Justo después rodó la mejor película de su filmografía, la vibrante Point Break (rebautizada en España como en una broma Le llaman Bodhi), donde bordaba a un atracador surfista y filósofo.
La resaca del éxito no le sentó muy bien a Swayze en los noventa. «Siempre he tenido dificultades en gustarme a mí mismo. Hasta hace poco tiempo me sentía solamente como un producto que mis padres habían creado con sus cuerpos. No estaba seguro de tener ningún talento ni nada que a nadie le pudiera importar», reflexionaba en 1992, durante la promoción de La ciudad de la alegría, que le llevó a vivir la miseria de las calles de Calcuta.
La fe budista y su esposa le ayudaron a superar su alcoholismo, que junto al confesado tabaquismo no ayudó a la curación del cáncer. Jamás ganó un Oscar, «pero tocó una fibra sensible y memorable en el público», según alababa ayer el gobernator Schwarzenegger. Whoopi Goldberg parecía repetir como medium de Ghost: «Siempre estará cerca».
Swayze, en una foto reciente, viendo a los Lakers. / REUTERS
Aunque en el artículo se diga que su película más importante fue "Le llamaban Bodhi", os aseguro que "Rebeldes" de Francis Coppola y "Ghost" eran mejores que ese film de acción.
FUENTE DESDE LA CUAL COPIÉ EL ARTÍCULO:
http://www.laverdad.es/murcia/20090916/cultura/swayze-pierde-batalla-20090916.html
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