Con un Max de teatro bajo el ala de su bonete por su papel teatral en «Argelino, servidor de dos amos», Javier Gutiérrez es uno de nuestros actores que papel a papel se ha ganado el respeto de la audiencia y de la crítica. Desde hace unas semanas este polifacético actor es «Sátur», el fiel sirviente y en la mayoría de las ocasiones «algo más» de Gonzalo de Montalvo, más conocido como «Águila Roja». Esta serie de Globomedia, que se emite los jueves en «prime time» en uno de los éxitos de la presente temporada en TVE.
—La serie está funcionando de maravilla, ¿cómo está siendo su experiencia?
—Esta siendo gratificante. El esta primera temporada, hemos tenido siete duros meses de trabajo. Calor, frío, madrugones y golpes, pero ha merecido la pena. En este momento nos sentimos felices ya que la ilusión y el esfuerzo realizado se ha visto reflejado en el apoyo por parte de la audiencia. Y, tal como andan las cosas en el medio, sobre todo por la inseguridad, es de agradecer que estemos ahí.
—De todas las bondades, ¿qué está siendo lo mejor de trabajar en «Águila Roja»?
—¿Lo mejor? Formar parte de un proyecto ambicioso, valiente y novedoso en el medio televisivo de nuestro país.
—¿Se imaginaba el éxito?
— Con la televisión nunca se sabe. Series de igual calidad como «Guante blanco» o «Plan América» no han corrido esa misma suerte. Es una falta de respeto a los espectadores que siguen determinado producto (me suena fatal llamar a este trabajo con ese termino), que al no conseguir alcanzar las cifras que los directivos esperan, la retiren o cancelen.
— ¿Es usted el contrapunto ante tanto malvado?
—«Sátur» es un auténtico bombón. Se trata de un personaje que ha calado muy bien con el público ya que es el tradicional pícaro. Todo un carota en apariencia, pero con un gran corazón. Mi deseo es que tanto «Sátur» como la serie me ayuden a crecer como actor.
—¿Cuánto le debe Javier Gutiérrez al teatro?
—Todo. He trabajado en cine y televisión, pero mi educación procede del teatro. A él le debo todo y creo que es el lugar natural del actor.
—«Águila Roja» ha «descubierto» al gran público nuestros clásicos…
—El espectador está un poco «harto» de series con todo tipo de profesiones. Esta producción se ha atrevido con algo diferente. Ha supuesto un riesgo, pero como le digo el público ha respondido de una manera increíble.
—Aunque la serie está ambientada en el Siglo de Oro, su guión está plagado de frases de lo más actual.
—Esta no es una serie histórica. Nuestro objetivo es el entretenimiento y el divertimento. «Águila Roja» es un vehículo para el entretenimiento. Esas frases que empleamos son una fórmula de acercar de algún modo el lenguaje a nuestros días y fusionar así lo clásico con lo moderno. Puede resultar chocante, pero a medida que vayan pasando los capítulos los oídos se acostumbran.
—¿Qué es lo que más le gusta de su personaje?
—La melancolía y las ganas de hacer felices a los demás. Es un «homeless» de la época.
—¿Incluso siguiendo en sus hazañas a «Águila Roja»?
—Hemos grabado toda esta temporada que está en antena y ya se ha firmado por dos más. Hay mucho que contar y con lo que sorprender ya que las tramas van a ir «in creccendo».
ENLACE A LA FUENTE ORIGINAL: http://www.abc.es/20090422/gente-tv-radio-series/hemos-firmado-temporadas-aguila-200904220636.html
Gusta la serie, desde luego, pero también es humilde reconocer que el producto es muy regulero, porque hay episodios que son muy buenos, por su ingenio, sus diálogos, sus acrobacias, por los giros que te sorprenden... pero luego existen otros que son más malos que pegarle a un padre, ya que algunas tramas resultan forzadas y ciertas situaciones son demasiado fantásticas.
Lo que voy a decir es personal: Diga lo que diga la gente, estoy orgulloso de que por fín veamos series así de arriesgadas en las cadenas de nuestro país. No os extrañe que "Águila roja" haya funcionado: La gente llevaba ya pidiendo este tipo de productos desde hacía años, y a muchos adultos les recordó, en algún momento, al Capitán Trueno.
Además, dentro de lo que cabe, la serie, en general, resulta mucho más familiar que de costumbre, aunque es aconsejable que, de vez en cuando, los padres vean primero los capítulos antes que sus hijos, porque la violencia del último episodio de la primera temporada fue más cruda de la cuenta, y puede resultar terrorífico y desagradable para muchos menores.
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